Cuando Yamaha sacó la R6 en 1999, fue simplemente una auténtica bomba en la categoría Supersport. Elegante y compacta, la R6 hechizó a todo el mundo con su alocado 4 cilindros: por debajo de 10.000 rpm, ¡no tienes nada! A partir de ahí, el bloque explota y te lanza por los aires.
Recibió una importante actualización en 2003 con la llegada de la inyección de combustible y un chasis de aluminio fundido a presión. En 2005 se incorporaron horquillas invertidas y pinzas de freno radiales.
En 2006, el estilo se volvió mucho más incisivo, mientras que el motor dio un paso hacia la locura. Se produjeron 127 CV, mientras que el bloque afirmaba alcanzar las 17.500 rpm (la realidad fue más modesta). La 600 Yam alcanzará la potencia más alta de su dinastía -129 CV- en 2008.
La R6 seguirá evolucionando sobre esta base hasta 2017, cuando su estilo copiará el de la R1. Aprovechará para añadir una buena dosis de electrónica: control de tracción, cambio, ABS y 3 modos de conducción. Esta evolución le permitirá rodar hasta 2021, cuando dejará de ser legal en carretera, debido a la Euro5. Yamaha, sin embargo, seguirá ofreciéndola para uso en circuito, en la versión R6 Race, o en la versión GYTR para pilotos más experimentados y con billeteras más gruesas.
